“Podría darte mil respuestas, pero en el proceso que vivo cuando estamos trabajando, para mí un mal día es una desincronía con los elementos externos. Es muy loco, a veces todo se alinea para crear un momento de poesía: una sincronía de eventos que tienen que ocurrir a veces en una escena que estás recreando para que adquiera un nivel mayor de carga narrativa y emocional.”