Han pasado décadas desde que el prodigio estadounidense Bret Easton Ellis saltó a los titulares como parte del “Brat Pack Literario”, un grupo de jóvenes novelistas cuyo estilo minimalista plasmaba con gélida precisión la inquietud de los vertiginosos años ochenta y noventa. Sin embargo, la obra de Ellis ha perdurado. Con su característico tono cortante, su frío análisis del egoísmo extremo y la búsqueda implacable de la gratificación instantánea sigue siendo tan urgente y vital como siempre.
Adaptación de la segunda novela de Ellis, Las reglas de la atracción (2002), de Roger Avary, captura el ensimismamiento de sus personajes yuppies, que cobran vida en la página a través de los brutales y desafectos monólogos interiores de Ellis. Las vívidas imágenes de la película, su estilo frenético y su banda de sonido cool ofrecen un sorprendente contrapunto cinematográfico—por momentos cómico, desgarrador e inquietante—a la miseria privada que padecen estas almas perdidas.
En la novela de terror de Ellis de 1991 American Psycho y la adaptación cinematográfica oscuramente cómica de Mary Harron, la brecha entre la devastación psicológica y la búsqueda de la perfección exterior es aún más pronunciada. Patrick Bateman, banquero de inversiones de Manhattan, asociado para siempre en el imaginario colectivo con Christian Bale tras la transformadora interpretación del actor en la pantalla, persigue un tipo de vida que puede parecer envidiable. Al entregarse a fantasías asesinas para sobrellevar su aséptica existencia, su ilimitada vanidad apunta en realidad a un profundo malestar, y resulta ser uno de los diagnósticos más provocadores de Ellis.
Profundamente anclada en su tiempo, la obra de Ellis estuvo ligada desde el principio a esa forma de arte tan popular: el cine. Sus aventuras como guionista lo llevaron a escribir The Canyons (2013), a la vez una nostálgica carta de amor a la edad de oro de Hollywood y un salvaje desmantelamiento de la destrozada fábrica de sueños en que se ha convertido. Lindsay Lohan hipnotiza como ángel caído en este neo-noir digital, dirigido por otro maestro de la confusión interior, Paul Schrader. Tan elegantes y afiladas como implacables, las películas de nuestro Bret Pack son un espejo roto de una sociedad obsesionada con la belleza, el placer y la fama. Ten cuidado de no cortarte con los vidrios.

Han pasado décadas desde que el prodigio estadounidense Bret Easton Ellis saltó a los titulares como parte del &#8220;Brat Pack Literario&#8221;, un grupo de jóvenes novelistas cuyo estilo minimalista plasmaba con gélida precisión la inquietud de los vertiginosos años ochenta y noventa. Sin embargo, la obra de Ellis ha perdurado. Con su característico tono cortante, su frío análisis del egoísmo extremo y la búsqueda implacable de la gratificación instantánea sigue siendo tan urgente y vital como siempre.
Adaptación de la segunda novela de Ellis, Las reglas de la atracción (2002), de Roger Avary, captura el ensimismamiento de sus personajes yuppies, que cobran vida en la página a través de los brutales y desafectos monólogos interiores de Ellis. Las vívidas imágenes de la película, su estilo frenético y su banda de sonido cool ofrecen un sorprendente contrapunto cinematográfico&#8212;por momentos cómico, desgarrador e inquietante&#8212;a la miseria privada que padecen estas almas perdidas.
En la novela de terror de Ellis de 1991 American Psycho y la adaptación cinematográfica oscuramente cómica de Mary Harron, la brecha entre la devastación psicológica y la búsqueda de la perfección exterior es aún más pronunciada. Patrick Bateman, banquero de inversiones de Manhattan, asociado para siempre en el imaginario colectivo con Christian Bale tras la transformadora interpretación del actor en la pantalla, persigue un tipo de vida que puede parecer envidiable. Al entregarse a fantasías asesinas para sobrellevar su aséptica existencia, su ilimitada vanidad apunta en realidad a un profundo malestar, y resulta ser uno de los diagnósticos más provocadores de Ellis.
Profundamente anclada en su tiempo, la obra de Ellis estuvo ligada desde el principio a esa forma de arte tan popular: el cine. Sus aventuras como guionista lo llevaron a escribir The Canyons (2013), a la vez una nostálgica carta de amor a la edad de oro de Hollywood y un salvaje desmantelamiento de la destrozada fábrica de sueños en que se ha convertido. Lindsay Lohan hipnotiza como ángel caído en este neo-noir digital, dirigido por otro maestro de la confusión interior, Paul Schrader. Tan elegantes y afiladas como implacables, las películas de nuestro Bret Pack son un espejo roto de una sociedad obsesionada con la belleza, el placer y la fama. Ten cuidado de no cortarte con los vidrios.

El Bret Pack

EL BRET PACK

Cínicamente hedonistas, las escenas sociales descritas por el prodigio del Brat Pack Literario Bret Easton Ellis entre los 80 y 2010 siguen vigentes hoy en día. Elegantes y sin rodeos, estas películas basadas en sus novelas o guiones siguen estando, por extraño que parezca, ancladas en su tiempo.

Cínicamente hedonistas, las escenas sociales descritas por el prodigio del Brat Pack Literario Bret Easton Ellis entre los 80 y 2010 siguen vigentes hoy en día. Elegantes y sin rodeos, estas películas basadas en sus novelas o guiones siguen estando, por extraño que parezca, ancladas en su tiempo.