Un hombre mayor y su hijo van por un camino cuando se encuentran a un cuervo parlante, que representa las creencias marxistas. Muy pronto, son transportados 750 años hacia el pasado, transformados en monjes y enviados por San Francisco a convertir a halcones y gorriones al cristianismo.

En la película favorita de su propia autoría, Pasolini apunta contra sus blancos de siempre: la Iglesia, los intelectuales, la burguesía. Totò—un genio de la comedia subestimado fuera de Italia—es quien le da vida al interpretarse a sí mismo y encontrar a un cuervo parlante de tendencias marxistas.