Al sumergirse en las vísceras de los cuerpos humanos, el dúo de directores tras Leviathan abre mundos relucientes de abstracción extática. Sin miedo a lo visceral, este documental emerge en hospitales parisinos sin fondos, donde los médicos inyectan una buena dosis de humor para curar el abandono.

Tras el torrente de premios ganados por Leviathan, su dúo de realizadores impresionó al público con este retrato de un caníbal y su hermano. ¿Impávidos? Es demasiado poco decir eso ante estos acercamientos extremos a deseos innobles y lealtad fraterna con un aire de obsesión y ambivalencia moral.