En una bodega abandonada una multitud baila, al unísono, música tecno a 145 PPM. Entre ellos se encuentran Dustin, un joven transgénero, y sus amigos: Felix, Raya y Juan. Cuando la noche avanza, la histeria colectiva se transforma en una dulce melancolía y la euforia en un anhelo de ternura.
Trepidante con el ritmo de la música tecno, este eufórico cortometraje de Naïla Guiguet está lleno de la dulce melancolía que surge cuando el baile se acaba. Un retrato pasional y auténtico de la cultura juvenil que se vuelve inolvidable con la intensa presencia de Dustin Muchuvitz, artista y DJ.