Felicidad, de Aleksandr Medvedkin, tan bulliciosa como cualquier cinta silenciosa rusa, es una comedia que satiriza la situación de un granjero proveedor del estado, la iglesia y de sus amigos a cambio de satisfacción personal.

Se dice que Sergei Eisenstein, al ver Happiness, exclamó: “¡Hoy he visto cómo se ríe un bolchevique!” He aquí una comedia al estilo soviético. Esta obra fue olvidada en Occidente antes de ser redescubierta a mediados de los años 60. Toda una influencia para jóvenes cineastas como Chris Marker.