La película de Pedro Costa acompaña a Ventura. Y lo hace en una noche aparentemente interminable, empapada de siniestros claroscuros y poblada por los fantasmas de su pasado. Costa convierte esta exploración de la memoria en una experiencia cinematográfica fascinante en la que acechan los espíritus.

Del mayor cineasta vivo de Portugal llega esta alucinación onírica de un alma perdida que pertenece a la clase baja reprimida, abusada, y olvidada del país. Con su cine político fascinantemente poético, Pedro Costa da a lo inaudito y lo invisible una voz y una verdadera presencia cinematográfica.