Tras asesinar a su mujer, Horacio huye con su amante lejos de la ciudad. En una cabaña en el campo, ambos querrán que su historia se convierta en una oda al amor; sin embargo, algo se interpondrá y les impedirá ser felices.
El primer largometraje de Adrián González (¡el primero producido por un director de Michoacán!) nos hace sentirnos voyeurs al ser testigos de la ruptura de una relación. Tras un «crimen pasional», dos amantes se ven obligados a afrontar las consecuencias de sus actos y sus límites.