El debut cinematográfico de Agnès Varda es un penetrante estudio de una crisis de pareja ambientado en un pequeño pueblo pesquero mediterráneo. Se considera una de las precursoras de la nouvelle vague.
Como una obra independiente, sin apoyo ni presupuesto: Agnès Varda tenía solo 26 años cuando escribió y dirigió este crudo y precoz drama en el que se aproximó a varios temas que luego desarrollaría más tarde en La felicidad. Una inspiradora primera impresión de una cineasta que ya es legendaria.