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Park Chan-wook tiene su propio conjunto de pecados mortales y reserva su simpatía exclusivamente para el diablo. El desasosiego, la duda y la culpa no se toleran. Y lejos de estar prohibidas, la lujuria y la ira vuelven a estar bien establecidas en el menú… junto a una guarnición de pulpo vivo para quienes tengan el valor necesario. Las películas de Park pueden sacudirnos hasta lo más profundo...