Megan, estudiante de secundaria, es una chica típica estadounidense que ama ser porrista y sale con un jugador de fútbol. Su existencia suburbana se pone patas arriba cuando su familia sospecha que es lesbiana. La envían a un “campo de rehabilitación” donde cuestiona su sexualidad por primera vez.

Estelarizada por Natasha Lyonne, But I’m a Cheerleader es una estilizada comedia queer que adornó una década donde el cine de EUA fue dominado por comedias románticas heteronormativas. Con Michelle Williams y RuPaul (sin drag), esta historia satírica y tierna está lista para ser redescubierta.