Un pobre vagabundo (Charles Chaplin) pasa mil y un avatares para conseguir dinero y ayudar a una pobre chica ciega (Virginia Cherill) de la que se ha enamorado.

Chaplin en su cúspide implica comedia. Pero este reconocido clásico es también una muestra de lo conmovedor que puede ser al combinar humor con ternura, slapstick con anhelo. Incluso en tiempos de la Gran Depresión, después de la llegada del sonido, Chaplin se mantuvo, decididamente, en silencio.