Con un estilo documental, se recrean los eventos en Petrogrado desde el fin de la monarquía, en 1917, hasta el fin del gobierno provisional y los decretos sobre la paz y la tierra de noviembre de ese mismo año.

Tras The Battleship Potemkin, Sergei Eisenstein recibió el encargo por parte del Gobierno Soviético para producir la reconstrucción de la Revolución de 1917— contando con el innovador montaje del director, esta agobiante dramatización es en realidad un irónico y satírico escrutinio de Kerensky.