Un misterioso cráneo es desenterrado en un remoto rincón del Peak District, en Inglaterra. Pero lo más raro es que Lady Sylvia roba este cráneo para usarlo en los ritos, sumamente eróticos, con los que adora a su dios pagano, el Gusano Blanco, que está hambriento por saborear carne virginal.

Ken Russell hace honor a su reputación como el sacerdote supremo británico del exceso gótico en esta apoteósica y deliciosamente obscena adaptación de la novela de Bram Stoker. Con Hugh Grant en uno de sus primeros papeles, La guarida del gusano blanco amalgama simbolismo con un camp enfebrecido.