“Desde muy joven sentía pasión por esta profesión, admiraba la danza; me habría encantado apuntarme a una escuela de baile. Al salir de la academia, iba al cine y al teatro con mi amiga prácticamente todos los días, donde crecía mi sentimiento vocacional. Cuando no había suficiente dinero, sisábamos algo de dinerillo en casa para darnos esa pequeña gran satisfacción.”