“Ahora soy un poco más flexible conmigo mismo, pero sí puedo detectar dónde me equivoqué, dónde podría haber estado mejor. La actuación es un laburo que no tiene techo, siempre podés perfeccionar algo, y esa vara está en constante movimiento. Por ahí tus ideas van cambiando y entonces vos querés articular otro tipo de expresiones y de emociones que tienen que ver con el devenir de tu propia vida. Ese parámetro va cambiando todo el tiempo, es infinito este laburo.”