Cien años hace que el invento patentado por los atolondrados (en el aspecto meramente mercantil) hermanos Lumiere se propagó alrededor del orbe más rápido que una pandemia, después de aquella legendaria función del 28 de diciembre de 1895. Practicamente, ningún continente se libró de rendirse ante la atractiva novedad representada por la singular “atracción de feria” proveniente del país galo. Como en todos lados, también al continente asiatico (especificamente a China, el caso que nos ocupa) llegarón algunos avispados comerciantes y empresarios occidentales, buscando sacarle el mayor jugo posible al aparato exhibiendo las...