Merab, un devoto bailarín, ha entrenado años con su pareja, Mary, para obtener un sitio en el Conjunto Nacional de Georgia. La llegada de otro bailarín, Irakli, desata una rivalidad intensa y un deseo romántico que puede causar que Merab arriesgue su futuro en la danza y sus relaciones personales.
Solo nos queda bailar, de Levan Akin, tomó por asalto el circuito de festivales con su retrato impresionista del deseo y electrizantes secuencias de baile. Con el maravilloso Levan Gelbakhiani, esta historia suave e íntima extrae alusiones queer del conservador mundo del baile folclórico en Georgia.