Sebastián, de 17 años, tiene que llevar él solo el motel de habitaciones por horas que su tío posee en una parte desolada de la costa de Veracruz. Miranda, una comercial inmobiliaria y cliente habitual, visita el lugar para encontrarse con su amante, que siempre llega tarde.

Un silencioso drama, sutil y extraordinariamente perceptivo que representa a dos personajes solitarios y a la deriva (un adolescente y una mujer más mayor) que están en órbita el uno con el otro. De forma distendida Las horas muertas captura emociones complejas con una suave y genuina facilidad.